sábado, 30 de abril de 2016




UNA NOCHE LOCA

Tras una noche de barras largas y recuerdos cortos lo único claro que veía eran las sabanas blancas del hotel. Lo ultimo que recordaba era el tintineo de los hielos en la copa, los mismos que al despertar le martilleaban la cabeza como si el Titanic chocara contra el iceberg una y otra vez. El tabaco en la mesilla, la cabeza de tinte rubio en la almohada, la pared desconchada, el olor agrio de su ropa y sombreretes de lentejuelas y boas de plumas chillonas colgando del cuadro de un paisaje invernal sin firma de autor era todo lo que alcanzaba a ver sin sus gafas. Se levantó y fue directo a la ventana. Las vistas del callejón no le desvelaban mucha información de dónde estaba pero descartó por completo que fuera un barrio selecto. Gatos y vagabundos se hacían dueños de los contenedores de basura. Se avivó el rostro con agua fría (el lavabo no le daba otra opción) y se fue vistiendo despacio intentando no hacer ruido para no despertar a la bella durmiente desconocida y a quien no tenía intención de conocer. Salió y cerró la puerta no sin antes echar un último vistazo a la escena que dejaba atrás. Metió la mano en el bolsillo para coger un cigarro y se encontró con un papel doblado cuya letra le resultó familiar, lo leyó y sonrió llevándoselo a la frente. "No te olvides de recoger a los niños de casa de tu madre. Te veo luego en casa, me llevará un rato quitarme el tinte rubio".

Imagen: Jack Vettriano.

martes, 26 de abril de 2016




TARDE DE CONFIDENCIAS

Algo mágico sucede en una tarde de confidencias, algo que no se puede explicar con palabras aunque sean ellas mismas las protagonistas absolutas del misterio.  El tiempo se detiene alrededor de una mesa donde los temas van saltando como ranas de una pena contenida a carcajadas incontroladas. Para mantener húmeda la lengua, que no para de bregar, una o dos tazas de café y unas copas de licor, alargan la tarde hasta la hora de la cena. Sólo hay hambre de relatar, contar, poner al día la agenda de las experiencias, porque  los sentimientos si no se cuentan se acumulan en las paredes del alma, pesan y se encallan. Deseos, rencores, júbilo y pesar salen por la boca, como culebrillas que escapan del anonimato que el silencio envuelve. Parece que se hacen más livianas las tristezas cuando la reserva del secreto pasa a través de un oído atento. 

¡Que me disculpen los psicólogos pero no hay mejor cura para el alma que una tarde de confidencias!! 


Imagen: "Le bistro" 
EDWARD HOPPER

domingo, 24 de abril de 2016



VUELO DE RECUERDOS


Con mirada ausente, buscaba atrapar por las alas los recuerdos pasajeros que volaban como mariposas blancas, aquellos que cuando crees que los puedes sujetar, despliegan sus alas de nuevo para volverse a posar en otro lugar más alejado y borroso de la memoria. Recuerdos fugaces como estrellas en una noche oscura. Desplegó ante ella sus alhajas, las suyas y las heredadas de sus abuelas. Dicen que los objetos que conservamos de los muertos conservan parte de su alma. Ella así lo creía. Por eso los frotaba, los olisqueaba, los observaba con la lupa de sus ojos vidriosos, acariciaba con ellos los pliegues de su rostro, como queriendo depositar en esos surcos las pieles que las lucieron. Pero no encontraba el recuerdo que buscaba porque apenas sabia que parte del olvido era el que quería desenterrar. Abría el libro y dejaba volar sus páginas ante su cara, aspiraba el aire que le ofrecía su aleteo, aire cerrado con olor a antiguo, para captar los suspiros que un día despertó su lectura entre las mujeres de su familia. Lecturas prohibidas en aquel tiempo por despertar pasiones y pensamientos livianos, muy alejados de su realidad monótona y vacía. Ella los aspiraba de nuevo, los consumía, se llevaba los suspiros directamente al corazón, para acelerarle el pulso que un día, lejano ya, le impulsaron a romper con su legado de buena dama. Aquel sueño juvenil que le hizo alejarse de su cómoda existencia, de sus seres, de su historia, de su destino. Por eso la necesidad de buscar, de entender, de saber de ellas, sin imaginar que el reencuentro, donde todo se olvida y se perdona, estaba cerca.

Imagen: Bertha Wegmann (1847-1926)

sábado, 23 de abril de 2016




MIS AMIGOS LOS LIBROS

Durante los últimos días de mis vacaciones el pasado año (que lejos quedaron...) me estrené en la lectura digital; más por necesidad que por ganas, ya que no me quedó más remedio que recurrir a la tablet cuando me terminé el libro que llevaba. Quizás esta anécdota no tendría ninguna importancia en sí misma si no fuera porque mi histórico avance en la era digital coincidió con la desolación de las estanterías vacías a la vuelta del viaje. ¡Que no cunda el pánico! Ni me entraron a robar, ni ellos se habían largado ofendidos y celosos por echarme a los brazos del Ipad. Los ladrones de libros sólo se encuentran en los títulos de las novelas. Lo que pasó fue que aprovechando nuestra ausencia, se remataron algunas tareas domésticas pendientes y los libros durmieron en cajas de cartón al abrigo del polvo. 

Una vez deshechas las maletas y tras el zafarrancho de plumeros, bayetas y fregonas lo último fue trasladar todos los libros de una punta de la casa a otra. Gracias a Dios no vivo en una mansión con infinitos pasillos, pero sí tengo estanterías repartida por todas las habitaciones, salón y pasillo. 

Durante la tediosa tarea de quitarles el polvo uno a uno y volver a vestir los desnudos estantes, disfruté como lo hubiera hecho Don Quijote. A aquel que le gusten los libros (sobre todo leerlos) sabe de lo que hablo. Uno a uno fueron hojeados de nuevo. De frente, cara a cara, no de perfil y de reojo como suelen verse cuando están bien colocados en su sitio, mostrando solamente el lomo. Fue un emotivo reencuentro con amigos que no veía desde hacía más de 20 años. Amigos de los de verdad, de los que sabes que están ahí para cuando los necesites. Fui encontrando pequeñas sorpresas en su interior que me hicieron revivir el momento en el que nos conocimos. Fotos, tickets, entradas a museos y teatros o publicidad de algún destino ya lejano en el tiempo eran algunas de las reliquias allí conservadas. 

Fue como una llamada de atención del hijo que la pide a gritos. Una llamada silenciosa pero con una brizna de chantaje emocional. El vivir al día de las novedades, el trabajo y la falta de tiempo nos empujan hacia un camino siempre en avance en el que volver a desandar el camino es un proyecto futuro, como necesitando el poco tiempo que nos queda de disfrutar para hacer un repaso por lo seguro, por lo que ya antes nos deleitó de alguna manera.  Quizás sin este contacto no hubiera recordado las aventuras pasadas, los asesinatos resueltos, los romances envidiados en la adolescencia. El arte, la historia, la antropología y biografías de la universidad. Los maravillosos clásicos, que lo son porque lo avalan años de ediciones. Los infantiles de mis hijos gastados del manoseo repetitivo y con olor a meriendas de chocolate. Las historias, en resumen, que han ido definiendo y alimentando mi vida. 

Hubiera sido difícil esta experiencia en una pantalla porque lo leído se almacena en la memoria; donde un sólo sentido es necesario. El olfato y el tacto también saben leer. Lo siento, pero hay cuestiones en las que sigo siendo prehistórica. Lo mejor de esta experiencia, que de otra forma  hubiera sido tediosa, es que he retomado viejas amistades con las que vuelvo a tener una cita pendiente. 

Imagen: "Reflexión" de Federico Zandomenighi.  

viernes, 22 de abril de 2016





RUBOR AZUL


Un marinero le preguntó a su nieto:
 "¿sabes porqué es azul el agua del mar?"
El chiquillo le ofrecía respuestas lógicas aunque no llegaban a satisfacer al anciano.
El abuelo le preguntó de nuevo, pero esta vez al oído, de forma confidencial le susurró:
 "¿que notas en tus mejillas cuando esa chica de las trenzas te mira, te habla, se sienta a tu lado en el pupitre?"
El niño sintió de pronto sus mejillas arder. El abuelo, sonriendo, le puso un espejito delante.
"Mírate" le dijo. "Es rubor, debajo de tu piel hay sangre, por eso el color."
El muchacho atónito no entendía...
El abuelo continuó :
"la sangre que fluye por el mar es transparente, pero el cielo le presta su color cuando lo toca, igual que tú tomas prestado el corazón de esa chica por un instante".

jueves, 21 de abril de 2016






EL BAILE DEL "CHASQUITO"


Daniel recibío su llamada una hora antes de acabar su jornada laboral, lo que hizo que acelerara su salida del despacho. Había soñado con ese momento mil veces y resultaba imposible ya concentrarse en la contabilidad ni un minuto más. Disfrutaba fantaseando con que fuera ella, "la diva", la que cayera rendida ante él, al menos ante las docenas de rosas que hacía llevar a su camerino cada noche después de su actuación en el teatro. Lina era una buena cantante con una presencia que llenaba la escena. Sus movimientos eran sinuosos aunque torpes, pero su voz y su escote ocultaban sus carencias danzarinas. El, sin embargo, había sido y seguía siendo un gran bailarín. Nunca había tenido mucho éxito con las mujeres, su físico mediocre y su falta de desparpajo le hacían retroceder ante cualquier muchacha a la hora de entablar una conversación. Sin embargo, en las fiestas, las chicas se lo rifaban para lucir palmito en la pista. Nadie como él sabia moverse y hacer volar al son de la música a su acompañante. Bailando se sentía otro, no era el mismo; era como si el espíritu de Shiva lo poseyera mientras duraba la música  haciéndose dueño de sus piernas y brazos. Cuando paraba la canción Daniel se transformaba de nuevo en el anodino y aburrido tipo que solía ser en reposo y sus parejas de baile volvían a alejarse de él como harían las gotas de agua en un parabrisas en la fase final del túnel de lavado.

Lina lo había citado en su propio domicilio, lo cual le hizo fantasear aún más sobre el motivo de su cita. Llegó cinco minutos antes de la hora, perfumado y vestido para la ocasión soñada. Nervioso y acalorado llamó al timbre. Le abrió la doncella.

-Pase, por favor, la señora le espera en sus aposentos. Acompáñeme.

El lento ascenso de la doncella por las escaleras le aceleraron aún más el pulso. Intentaba adelantarla zigzagueando por detrás suya a lo Fred Astaire, mientras, la muchacha respondía ralentizando su paso con sonrisa burlona y aire de gran señora. Finalmente llego a la habitación de su adorada diva.

Allí lo esperaba ella, radiantemente vestida para estar por casa con un mantón de seda bordado, regalo de un empresario japonés encandilado.  Reclinada en su maravilloso sofá de terciopelo "rojo sangre" se incorporó un poco, lo suficiente para dejar al descubierto uno de sus hombros. "Esto va a ser divertido" pensó ella al verlo entrar. Sin poder disimular su nerviosismo, el galán, deslumbrado por su glamuroso atuendo, fue a su encuentro convencido de que aquella noche besaría algo más que unas suaves manos. Tras un intercambio de palabras de cortesía, ella se disculpó por citarlo allí en lugar de hacerlo en un lugar público. Daniel, lejos de mostrarse intimidado, le confesó que estaba encantado y sorprendido. Notó en sus manos la humedad incómoda del nerviosismo. Su mente, tan soñadora y pasional unos minutos antes, se había quedado en blanco y no lograba articular palabra para conversar; tampoco quería romper el hechizo de verse allí a solas con ella. La mujer, viendo aburrida cómo entre las virtudes de su invitado no aparecían la oratoria ni el ingenio, decidió pasar directamente a la acción, al fin y al cabo para eso lo había hecho venir. Cambió de postura y se inclinó hacia delante para tomar sus manos, pensando que así no podría negarse a sus peticiones. El, se las tomó a la vez que, cerrando los ojos para ahuyentar la vergüenza de su atrevimiento,  acercó su boca a la de ella para propinarle un beso. Ella, viéndolo venir, torció  la cabeza y su boca quedó a la altura de su oreja. Le susurró algo al oído mientras el continuaba con los ojos cerrados y sus morros apretados. A medida que la escuchaba sus ojos y su boca se iban abriendo alucinados. No creía, no imaginaba. Había soñado bien alto y finalmente había caído en la cuenta dañándose gravemente en la bajada su amor propio. "¿Cómo podía haber sido tan tonto? ¡Qué iluso!" pensó. A punto de estallar de ira y olvidando su educación le espetó:

- Que... Que te... Que te enseñe a... ¿¿¿Que  te baile qué???


Imagen: George Owen Wynne Apperley.

miércoles, 20 de abril de 2016

BIENVENIDOS


Queda oficialmente inaugurado este blog.
Ya soy bloguera! 
Cielos!!! Y ahora ...Qué? 
He criado un canario y una tortuga, he trasplantado macetas y ahora tengo un blog. Siento un vacío existencial pensando que había tres cosas en la vida que tenía que realizar antes de que llegara mi ocaso y, arriba o abajo, más o menos, truco o trato, las tengo conseguidas, no seamos exigentes! 

A modo de presentación os diré que este blog ha nacido de la mano de una mujer creativamente inquieta donde las haya que, animándome con sus comentarios en cada una de mis publicaciones del Facebook no ha parado hasta conseguirlo. Un día, me dió un ultimátum:

-"¿A que te lo abro yo?"

 Y yo, ni corta, ni perezosa, me faltó tiempo para llamar al notario que diera fe. Le cogí la palabra al vuelo, vaya! Ella, que tampoco es ni corta de imaginación ni perezosa en el empeño, le sobraron 15 de las 24 horas del día siguiente para ponerlo en marcha. Por supuesto no hizo falta el notario. Lo que ella no se imaginaba es que había adoptado a una pejiguera novata (además de torpe) en el mundo del blog. Me la puedo imaginar resoplando hacia arriba  y haciendo volar su flequillo cada vez que recibe un mensaje mío:

-¿Cómo entro?
-¿Cómo pongo fotos?
-¿Qué es un favicon?

Es una Santa! 

Espero que el tiempo y sus consejos me hagan una experta. Esto es como decorar una habitación donde me encuentre lo más cómoda posible y que a la vez sea acogedora para los visitantes. Ni extravagante ni sosa, alegre o triste dependiendo del ánimo y las circunstancias, con sentido del humor y con momentos para la reflexión, amena, actual sin dejar a un lado la memoria y con mucho arte decorando sus paredes.   Así que no sería de extrañar que alguien, al entrar por segunda o tercera vez (si es que alguien repite y entra de nuevo), pensara que se había equivocado de blog al encontrar la decoración diferente.
 
Bienvenidos, estáis en vuestra casa!!! 


martes, 19 de abril de 2016

SOÑAR

De tantas vidas como quisiera vivir acabo sin vivir la cierta. Si de elegir se tratara imposible sería, todas me tientan. Muchas son las vidas ajenas que me alcanzan, me emocionan, me embelesan.

Si hablamos de otras épocas la cosa se complica. Emperatriz romana, deidad griega, heroína cristiana o sultana presa. Por imaginar se sueña. Sólo probar, aunque sea un día, luego volver y continuar la mía. Abadesa en un convento, musa de algún talento o cortesana en palacio. Todas en una o por separado, vidas anónimas y de prestado. Luego tomar las riendas del presente y volver a ser la de siempre.¿La de siempre?. No, eso es imposible. Pues no se puede vivir siendo eterna. Habrá que elegir. ¡Que dilema!. Puedo ser hija de un jefe apache, inventora de poemas o amante de cambalache . ¿Que más da? Solo es ficción. Bailarina del Cotton Club o del Moulin Rouge. Diva en Hollywood o vampiresa. Todas son de la misma empresa. Tanto donde elegir me descoloca. ¿Porque no ser cantante de ópera? Escultora de aire y arqueóloga. Elegirlo puedo. No hay que coger avión, solo el vuelo.... de la imaginación.