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jueves, 6 de octubre de 2016




ZAPPING

Hay días que me gustaría usar el mando de la tele a la inversa. Es decir, hacia mí misma. Zapping hipnótico. Deberían usarlo los terapeutas en su consulta. 

Como me gustaría verme a mí misma en una cinta de 8mms, y al más puro estilo Hollywood empinarme una botella de Bourbon a palo seco, hasta la última gota, para luego lanzarla contra el espejo que hay sobre la chimenea. ¡Debe de ser muy reconfortante! Pero nunca he tolerado bien el alcohol y solo pensar en la resaca ya me dan náuseas... Y tampoco tengo chimenea.

Podría intentar viajar en el tiempo  y aparecer en una de esas películas de ciencia ficción donde a golpe de chip o trasplante de materia gris acabo de un plumazo con depres, pasados insolubles y demás fastidios de la vida mortal. Pero se me hiela la sangre nada más pensar en lo frio que debe ser ese paisaje deshumanizado. Además, me recuerda demasiado a los anuncios de lejía... Y a que tengo que fregar el cuarto de baño. 

Si viviera en Nueva York podría dar un paseo por Central Park haciendo footing o paseando al perro. Suele ser un recurso muy recurrente cuando el protagonista tiene el bajón de hipocretina  y así, entre paisajes otoñales, pistas de hielo, caídas y puestos de perritos calientes (me refiero a los comestibles no a las mascotas), por arte de magia acaba conociendo al amor de su vida (aunque él o ella no sé de cuenta hasta el final de la película) y todo es maravilloso mientras suena la música de Bacharach de fondo. Pero solo pensarlo me cansa; además no tengo zapatillas de correr... Ni perro. 

Tanto imaginar me ha dado un hambre terrible de realidad. Me conecto a las Redes sociales. A ver qué cuentan. Políticos, más políticos, frases de perogrullo, animales maltratados, violencia, discursos de autoayuda, más políticos, parejitas felices, niños felices, padres felices, mensajes vacíos lanzados a un precipicio desorbitado. Censura.  Demasiada realidad hay por aquí. No duro ni veinte minutos conectada.

Necesito  reinventarme, escribir, soñar, vivir otra vida. Me aburro, estoy bloqueada y se me agota la imaginación. Quiero salir de este reality que no sé si denominar dramón o película de terror. De suspense y de aventuras tiene poco. Nada me gustaría más que vivir rodeada de emociones. 

¿Y si me sentara delante del televisor a ver maratones de películas tipo Indiana Jones o El Señor de los Anillos mientras me zampo un helado talla XXL? En las pelis funciona. (Ahora vuelvo...) ¡Nada! No tengo en la nevera ni un mísero yogur caducado. Creo que va siendo hora de dejar el Olimpo del cine y hacerle una visita al Supermercado. ¿Quién sabe? ¿Cuántas películas se habrán rodado entre los pasillos de un supermercado? A lo mejor es mi día de suerte y entre la mantequilla y el aceite...


sábado, 2 de julio de 2016






PLANTADA



   Las paredes fueron testigos de las promesas. Mi intención era echar raíces. La tuya sembrarme de esperanzas. "Aún no" me dijiste y me hiciste prometer que te esperaría. Acepté. Me prometiste que volverías y me planté en el bordillo, confiada, para verte marchar. Sin volver la vista atrás escondiste tu espalda. Allí quedé.

   Las estaciones se turnaban una tras otra, inclementes, viéndome crecer.  Mis lágrimas y mis vecinos me regaban. Los niños jugaban bajo mi sombra en verano y los pájaros acompañaban mis noches. Soñaba con verte volver por el mismo camino. Soñaba con hacerme fuerte y salir un día de viento a buscarte. Soñaba tanto que me sequé. Las plagas hicieron el resto.

   Un día de sol quise entrar de nuevo y barrer aquellas palabras que seguían desparramadas por las baldosas como hojas secas. Pero no pude moverme. Alarmada vi como aquellas raíces tan deseadas se habían arraigado acosadas por el miedo. Me dejaste plantada. Necesitaba ayuda. Pero recordé que no tenía voz. Ya nadie se acordaba de mí, ni de mi aspecto.

   Hasta que un nuevo inquilino compró aquellas paredes. Era jardinero. Vio que aún estaba a tiempo de salvar mis brotes. "No te prometo nada" me dijo. Y confié.

miércoles, 25 de mayo de 2016






"Entraré en la nada y me disolveré en ella"
José Saramago


TRÁNSITO 

La curiosidad le ganó el pulso a la inevitable levedad que sentía y se dejó arrastrar, como si huyera de algún viento travieso. Entró furtivamente evitando hacer ruido; sólo el silbido a su paso dejaba un murmullo hueco. Al principio se desplazaba despacio sin dejar de mirar atrás, pero su tránsito fue ganando confianza. Guiada por un mapa imaginario se dirigió directa al ventanal. La sala se orientaba al norte y allí estaban, frente a ella, no había duda, las ventanas de su infantil dormitorio; reconocía las cortinas de flores volando hacia la calle, su madre siempre las dejaba abierta por las mañanas para orear. ¿Cuántas  veces se había asomado por ella contemplando las grandes y luminosas vidrieras a lo lejos? ¿Cuántas mañanas había imaginado el interior coloreado de las estancias de aquel viejo palacio?  ¿Cuantas tardes de verano ensayaba piruetas al ritmo de la música que despedían aquellos ventanales abiertos? ¿Cuántas noches sus sabanas se convertían en vaporosas gasas que rozaban aquel suelo? ¿Cuánta vida ha pasado desde aquella infancia?   

Su cándida imaginación le había retratado un mundo onírico. Lo curioso era que nada le resultaba extraño, todo era tal y como lo había fantaseado. No sabe si sus pies pisaban aquellos vacíos suelos o eran sus alas las que le posaron en aquel salón, ahora frío y sin público. No entiende cómo se distrajo de su desdichado destino para hacer una parada en aquel lugar, tan lejano a su propio mundo pero tan presente en su vida. Aquello sí que era otra dimensión. Con la misma sensación de quien acaba de cumplir una promesa muchos años pospuesta continuó su tránsito y se alejó.

Su madre le decía que nadie debe abandonar el mundo sin ver antes realizado al menos uno de sus sueños. 




Imagen:  "Château des Singes"

domingo, 1 de mayo de 2016


SUEÑOS DE AYER

Tiempo hacia que no te soñaba. Y hoy, precisamente hoy, te has presentado en ellos. Sin avisar y sin aparecer siquiera. Pero estabas ahí. Lo sé porque en ellos te he llamado como pidiendo auxilio. Sí, ayuda, como un niño pequeño que llama a su madre cuando se sabe en peligro. Me ha producido desasosiego el despertar, porque aunque pasen los años, tu ausencia no se asume del todo. En el sueño me andaba columpiando en una burbuja de agua, me divertía, era agradable. No recuerdo si volvía a ser una niña pequeña o era la que soy ahora. Pero cuando la burbuja se fue cerrando, y el agua fue entrando en ella te llamé a ti. No pedí socorro, ni auxilio, sólo te llamé a ti...
Creo en los significados de los sueños, pero aunque no creyera, se que hoy has estado conmigo. Como una buena madre. Porque en el fondo sabias que hoy te he añorado.