Mostrando entradas con la etiqueta volar. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta volar. Mostrar todas las entradas

miércoles, 25 de mayo de 2016






"Entraré en la nada y me disolveré en ella"
José Saramago


TRÁNSITO 

La curiosidad le ganó el pulso a la inevitable levedad que sentía y se dejó arrastrar, como si huyera de algún viento travieso. Entró furtivamente evitando hacer ruido; sólo el silbido a su paso dejaba un murmullo hueco. Al principio se desplazaba despacio sin dejar de mirar atrás, pero su tránsito fue ganando confianza. Guiada por un mapa imaginario se dirigió directa al ventanal. La sala se orientaba al norte y allí estaban, frente a ella, no había duda, las ventanas de su infantil dormitorio; reconocía las cortinas de flores volando hacia la calle, su madre siempre las dejaba abierta por las mañanas para orear. ¿Cuántas  veces se había asomado por ella contemplando las grandes y luminosas vidrieras a lo lejos? ¿Cuántas mañanas había imaginado el interior coloreado de las estancias de aquel viejo palacio?  ¿Cuantas tardes de verano ensayaba piruetas al ritmo de la música que despedían aquellos ventanales abiertos? ¿Cuántas noches sus sabanas se convertían en vaporosas gasas que rozaban aquel suelo? ¿Cuánta vida ha pasado desde aquella infancia?   

Su cándida imaginación le había retratado un mundo onírico. Lo curioso era que nada le resultaba extraño, todo era tal y como lo había fantaseado. No sabe si sus pies pisaban aquellos vacíos suelos o eran sus alas las que le posaron en aquel salón, ahora frío y sin público. No entiende cómo se distrajo de su desdichado destino para hacer una parada en aquel lugar, tan lejano a su propio mundo pero tan presente en su vida. Aquello sí que era otra dimensión. Con la misma sensación de quien acaba de cumplir una promesa muchos años pospuesta continuó su tránsito y se alejó.

Su madre le decía que nadie debe abandonar el mundo sin ver antes realizado al menos uno de sus sueños. 




Imagen:  "Château des Singes"

domingo, 15 de mayo de 2016




SEDUCCIÓN GEOMÉTRICA 

Fue contando las baldosas en el suelo a la vez que saltaba a la pata coja. Reposaba sobre las negras en un perfecto equilibrio para evitar caer en las blancas, representadas en su imaginación como el vacío de un pozo. Seducida  por la geometría de las estrellas de rombos y hexágonos se mareó y cayó en un confuso sueño de visiones celestiales y astros azules. Abrió los ojos despacio y sin moverse fue recorriendo con la mirada la historia sagrada que se le presentaba en fragmentos. Viñetas con vida propia, como en un cine panorámico. Una a una su cuello giraba ansioso por verlas todas, tanto que creyó que su cabeza se separaba del cuerpo y salía disparada como la hélice de un helicóptero para volar a contemplarlas de cerca.  Finalmente, cansada por el vuelo, se relajó, cerró los ojos y quedo dormida sintiendo todo un cielo estrellado protegiéndola. Despertó sintiendo un bullicio de susurros lejano, una voz familiar  y pasos de variadas suelas. Un grupo de ojos rasgados la observaba entre tiernas risitas y entre ellas su madre, de uniforme, la única que la miraba con los ojos muy abiertos y enfadados. Conocía esa mirada, la veía cada vez que cometía alguna travesura. Se levantó y se marchó saltando a la pata coja cayendo sobre las losetas negras.


Imagen:
Frescos de Giotto (siglo XIV)
Capilla de los Scrovegni. 

domingo, 8 de mayo de 2016




DESAYUNO CON AMIGOS



Mi encuentro con ellos se produce todas las mañanas, o casi todas. Son jóvenes, insolentes y osados.  Se colocan estratégicamente, alertando de su presencia y se van afianzando para observarte mientras desayunas, ladeando su cuello a ambos lados de forma intermitente, buscando mi lástima y su premio. Clavan sus ojos negros y redondos como perdigones en mi tostada al mismo tiempo que con su pico me hacen morritos. Son traviesos, indiscretos y cantarines. No dejan de cantar, bajito, para no molestar. Los límites los ponen ellos. Al menor movimiento que hago salen volando dejando un aire de "¡a ver si me pillas!" en el ambiente. Cuando les acercas tu obsequio, primero tantean  el terreno, mirando en todas direcciones, para no ser cazados. No sé si les doy demasiada confianza porque al menor descuido se posan en mi plato. Luego en un abrir y cerrar de ojos prenden su trofeo casi al vuelo, lo engullen a salvo de miradas curiosas y avisan a sus primos que en la retaguardia esperan ansiosos su turno. Aunque sinceramente, no sabría decir si se trata de uno solo que continuamente regresa a por otra ración o de alguno de los miembros de su clan. Todos se parecen tanto...

domingo, 24 de abril de 2016



VUELO DE RECUERDOS


Con mirada ausente, buscaba atrapar por las alas los recuerdos pasajeros que volaban como mariposas blancas, aquellos que cuando crees que los puedes sujetar, despliegan sus alas de nuevo para volverse a posar en otro lugar más alejado y borroso de la memoria. Recuerdos fugaces como estrellas en una noche oscura. Desplegó ante ella sus alhajas, las suyas y las heredadas de sus abuelas. Dicen que los objetos que conservamos de los muertos conservan parte de su alma. Ella así lo creía. Por eso los frotaba, los olisqueaba, los observaba con la lupa de sus ojos vidriosos, acariciaba con ellos los pliegues de su rostro, como queriendo depositar en esos surcos las pieles que las lucieron. Pero no encontraba el recuerdo que buscaba porque apenas sabia que parte del olvido era el que quería desenterrar. Abría el libro y dejaba volar sus páginas ante su cara, aspiraba el aire que le ofrecía su aleteo, aire cerrado con olor a antiguo, para captar los suspiros que un día despertó su lectura entre las mujeres de su familia. Lecturas prohibidas en aquel tiempo por despertar pasiones y pensamientos livianos, muy alejados de su realidad monótona y vacía. Ella los aspiraba de nuevo, los consumía, se llevaba los suspiros directamente al corazón, para acelerarle el pulso que un día, lejano ya, le impulsaron a romper con su legado de buena dama. Aquel sueño juvenil que le hizo alejarse de su cómoda existencia, de sus seres, de su historia, de su destino. Por eso la necesidad de buscar, de entender, de saber de ellas, sin imaginar que el reencuentro, donde todo se olvida y se perdona, estaba cerca.

Imagen: Bertha Wegmann (1847-1926)

martes, 19 de abril de 2016

SOÑAR

De tantas vidas como quisiera vivir acabo sin vivir la cierta. Si de elegir se tratara imposible sería, todas me tientan. Muchas son las vidas ajenas que me alcanzan, me emocionan, me embelesan.

Si hablamos de otras épocas la cosa se complica. Emperatriz romana, deidad griega, heroína cristiana o sultana presa. Por imaginar se sueña. Sólo probar, aunque sea un día, luego volver y continuar la mía. Abadesa en un convento, musa de algún talento o cortesana en palacio. Todas en una o por separado, vidas anónimas y de prestado. Luego tomar las riendas del presente y volver a ser la de siempre.¿La de siempre?. No, eso es imposible. Pues no se puede vivir siendo eterna. Habrá que elegir. ¡Que dilema!. Puedo ser hija de un jefe apache, inventora de poemas o amante de cambalache . ¿Que más da? Solo es ficción. Bailarina del Cotton Club o del Moulin Rouge. Diva en Hollywood o vampiresa. Todas son de la misma empresa. Tanto donde elegir me descoloca. ¿Porque no ser cantante de ópera? Escultora de aire y arqueóloga. Elegirlo puedo. No hay que coger avión, solo el vuelo.... de la imaginación.