lunes, 2 de mayo de 2016



CARTAS: ¿Reliquias del pasado?

¿Quien es el dueño de una carta: quien la escribe o quien la recibe?

Es esta una pregunta para la que no tengo respuesta. Las cartas: esas reliquias del pasado, boletines de noticias con besos, abrazos, saludos y despedidas incluidas. Al escritor le brindaban la capacidad de reflexionar sobre el mensaje, haciendo bailar las palabras en una danza intencionada. Borrones de remordimientos o de lagrimas que caen sin dar tiempo a evaporarse, huellas de labios invisibles que besan una superficie que será descifrada solamente por quien lo espera, fotos incluidas de algún momento inolvidable que merece ser compartido. La carta no es sólo un pedazo de papel que puede guardarse  cerca del corazón o ser quemado en el fuego del olvido. Es mucho más que eso. Es tiempo, recuerdo, cercanía.... Cuando no había teléfonos ni ordenadores era la forma de mantener el contacto para los que les alejaba la distancia.  No echo de menos la lectura en papel,  los libros siguen asomados en mi estantería, pero echo en falta la mirada expectante al buzón, el alborozo de ver un sobre escrito a mano por una caligrafía familiar, el reservar la lectura, una y otra vez, de esos folios escritos con vivencias y sentimientos  convertidos en tinta.

En la era de la inmediatez,  "lo pienso, lo escribo, lo mando", las cartas han desaparecido de nuestras vidas y los buzones se oxidan a veces sin mirar sólo rellenos con publicidad y cartas del banco.

¡Que tiempos aquellos!

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