LOS LUNES AL SON
¡Monday, monday, so good to me.... monday, monday...!
Desde el baño la radio sonaba lejana, distorsionada y sarcástica, como un demonio enjaulado en las ondas repitiéndose una y otra vez. Se miró en el espejo y el reflejo le devolvió una mirada burlona a punto de carcajearse de su patética imagen.
....monday, monday...!
Después de quemarse con el agua de la ducha y percatarse del vacío del bote de gel, salió de la nube de vaho tanteando con manos y pies buscando la toalla. La encontró empapada, hecha una bola y oliendo a camarote del Arca de Noé. A la maquinilla de afeitar se le subieron los aires y se creyó guillotina. Las marcas en su piel daban constancia de que al menos lo había intentado.
....monday, monday, so good....!
La radio seguía sonando. La cafetera borboteaba a punto de explotar dejando lavas de café carbonizado por toda la vitro cuando un olor a quemado le recordó que había sacrificado la última rebanada en el infernal aparato. Suavizó el café quemado con la leche, tiró la chamuscada tostada y salió de casa. Retornó en el minuto uno al darse cuenta de que se había olvidado el móvil en la cocina. De paso cogería un paraguas; goterones del tamaño de monedas de dos euros dibujaban lunares en la acera. Comenzó a darle la vuelta a los bolsillos buscando las llaves. Al parecer el teléfono no era lo único que había olvidado.
Mientras, la canción seguía sonando como una broma macabra y machacona dentro de su cabeza.
....monday, monday.....!!!
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