domingo, 22 de mayo de 2016




UN DÍA GAFADO


Desde que puso el pie en el suelo aquella mañana -seguro que fue el izquierdo- la mala suerte le acompañó durante toda la jornada. Ya a medio día, la certeza de que la fecha estaba gafada, le configuró de algún modo su agenda. No quiso tomar ninguna decisión importante, ni aventurar ninguna empresa por temor a confirmar sus supersticiones. Anduvo despacio, habló lo justo, comió algo frío y apenas si tocó sus frágiles tesoros. "Mañana será otro día" pensó. Así que decidió dejarse llevar por las aguas del azar sabiendo que en algún momento, de pronto y sin avisar, su corriente la dejaría reposar en cualquier orilla tranquila. Pasada la media tarde, un encuentro con aquel personaje, tan fugaz en el tiempo como intenso en su conciencia, le dejó con el corazón bombeando ilusión por todas sus venas, en su fluir llegaba a regar su razón con inventadas esperanzas. Una sonrisa boba se apoderó de su semblante y pensó que todas las tribulaciones del día se veían recompensadas por dicho encuentro. "Bah, que tonta! Y  pensar que he creido que era un mal día....." En su imaginación comenzaron a desfilar como en un pase de diapositivas sus futuros encuentros con él, redactó con tinta invisible una relación ideal con apuntes desordenados y se vio escribiendo el primer capítulo de una apasionada novela, la suya. El día acabó como acaban todos los días, apagando luces y bajando párpados.  Después de aquel,  muchos llegaron con la suerte ya predestinada y, aunque se había tatuado su imagen en el pensamiento, no volvió a verlo. Las diapositivas se fueron velando y el papel de sus escritos transparentes amarilleando. Así pues no le quedó más remedio que reconocer que aquel día estuvo ciertamente gafado....


Imagen: Matt Webber. 

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